JUEVES 28 FEBRERO 2019
Nos levantamos a las 7:45 y fuimos a desayunar, sin problema, como los días anteriores. Esta mañana decidimos cambiar e ir a Panticosa ya que la estación es Formigal-Panticosa. Nos salió bien el cambio, pues a lo largo del día en Formigal hizo mucho viento y en Panticosa el día estuvo perfecto.
Cogimos entonces el bus hasta Sextas y, una vez allí, esperamos a los buses de Panticosa, que salen a en punto. De Sextas a Panticosa salen, de vuelta, a las y media. Cogimos el bus de las 10 horas y nadie más se subió, por lo que hicimos todo el trayecto solos, llegando media hora después a destino.
Una vez en la estación cogimos el telecabina y, una vez arriba, como no hacía todavía mucho calor, nos fuimos a las pistas más soleadas para evitar hielo en las pistas.
Los remontes de Panticosa son más antiguos que los de Formigal así que meten unas sacudidas importantes al subir y al bajar. Hicimos varias bajadas y sobre las 11:30 paramos en la animada terraza en donde desemboca el telecabina, para tomar unas bebidas (6€).
Continuamos esquiando hasta las 13:30, momento en que bajamos en la tabla casi hasta la parada de autobús. Volvimos hasta Sextas y de ahí cogimos el primero que pasó en dirección a Urbanización.
Tras dejar las tablas y ducharnos fuimos hasta Clavetaire para comer algo y charlar con Pedro. Tomamos un par de minipizzas, dos bocadillos, dos cañas, dos vinos y unas patatas fritas gourmet de bolsa que nos recomendó Pedro que probásemos, marca San Nicasio. También cogimos una botella de aceite de Aragón que al parecer estaba muy bueno (y así comprobamos tiempo después cuando la abrimos en casa), pagando 28€ por la comida y 9€ por el aceite.
Tras la comida descansamos un rato en el cuarto y luego aprovechamos para ver los vídeos que grabamos con la Gopro. Sobre las 19 horas arrancamos hacia Jaca, pues habíamos reservado mesa en El Portón de nuestros amigos Fran, Mar y José.
Una vez en Jaca pasamos a saludar a Teresa, la dueña de la preciosa y céntrica Confitería Echeto, quien nos regaló varios dulces. Tenéis que probar los besitos, el chocolate, los pasteles, etc., pues está todo delicioso.
A continuación, como era todavía un poco pronto, tomamos unas cervezas en Bodegas Langa y cuatro gildas, pagando 9€. En un sitio al que también le tenemos cariño después de haber estado el año pasado en Candanchú.
Tras las cañas dimos un paseo por el pueblo para hacer hambre y sobre las 21 nos acercamos a El Portón. Fue una alegrí volver a ver a Jose, el chef, Mar y Fran. Nos habían preparado un estupendo menú degustación para esa noche:
-Pan con alioli de mostaza y curry
-Flor de calabacín rellena de queso
-Gambas al ajillo
-Huevo a 62º con patatas (Jose le echó el aceite de las gambas por encima, en honor a su madre, y estaba buenísimo)
-Carrilleras ibéricas con shiitake, bambú fresco, leche de coco, curry rojo y plátano madre
-Cochinillo al horno con raviolis de calabacín rellenos de foie y patatas agrias con aceite de rolleta. llevaba escpecias como tomillo, romero y un licor ibicenco llamado Mary Mayans
-Tarta de Baileys
Para beber tomamos:
-dos vermús de Aldahara
-Enate Chardonnay 2017, DO Somontano
-Barbián, DO Toro
Pasamos una estupenda velada, abandonando el local sobre las 12 con nuevas recomendaciones gastronómicas en Aragón:
–El Privilegio de Tena (Tena)
–Casa Ruba (Biescas)
–Alén (Santa Eulalia de Gállego): al parecer cerró
-Pastelería La Suiza (Jaca)
–La Goyosa (Huesca)
–Las Torres (Huesca): tenía una Estrella Michelín pero la perdió en 2019)
-Los dos que tienen Estrella Michelín en Huesca: Lillas Pastia y Bistro
–Mesón El Sotón (Huesca)
También nos recomendaron, a lo largo de estas días, la visita a una de la tiendas de ultramarinos más antiguas de España, llamada La Confianza, y que se encuentra en el Mercado de Abastos. Por lo que se ve Huesca bien merece una visita.
Por cierto, a lo largo del día fijamos una cita para visitar la Bodega Edra, el viernes a las 19 horas. Como se encuentra en Ayerbe y era una paliza volver hasta Formigal para dormir en el hotel, para al día siguiente volver a hacer el mismo recorrido en dirección a casa, decidimos buscar hotel en Ayerbe para dormir el viernes (aunque tuviésemos pagado ya el hotel Nievesol en Formigal).
Alejandro, el dueño de la bodega, nos recomendó buscar en esta web, que está muy bien. Sin embargo quedé prendada de una casa rural de Loarre a través de Airbnb por lo que reservé habitación allí por 52€ con desayuno. La verdad es que la zona de Ayerbe es otra que bien merece la pena una visita, pues hay numerosas atracciones por la zona: Castillo de Loarre, Mallos de Riglos, etc.
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