Por la mañana vino Lucrecia a buscarnos con el bus al hotel y nos dejó en la Estación de tren, en donde tuvimos que esperar un poco para tomar el tren bala hacia SUZHOU. La Estación era un caos, con miles de chinos corriendo de un lado para otro.
Le pedimos a Lucrecia, antes de subir, que nos escribiera en chino el nombre de la ciudad de Souzhou para no confundirnos de parada al bajar del tren. Cuando llegamos a Suzhou (苏州) nos recogió nuestro nuevo guía, que se presentó como el “Viejo Lu”. Era un señor mayor encantador, muy educado y gracias que hablaba muy bien español, nada que ver con la siesa de Lucrecia.
La población de Suzhou es de casi 6 millones de habitantes (más de 2 millones en la zona urbana) y es famosa por sus Jardines clásicos, que fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997. A la ciudad se le llama la Venecia de Oriente, pues Marco Polo le puso este nombre debido a que el centro histórico se articula entorno a un entramado de canales enmarcados por un canal principal.
Nada más llegar nos llevaron a comer a un hotel de súper lujo en donde había, para variar, un surtido buffet. Yo comí como si fuera el último día, como siempre (hasta que no probé todo lo que había no paré…). A continuación Lu nos llevó a ver el JARDÍN DEL PESCADOR (Wangshi Yuan). Fue construido durante la dinastía Song (960-1279) y más tarde se convirtió en la residencia de un funcionario del gobierno, de ahí viene el nombre, pues en un momento de desesperación y frustración por culpa de la burocracia, el funcionario declaró que prefería ser pescador antes que burócrata.
Es el jardín más pequeño de la ciudad (ocupa media hectárea) pero es de visita obligada. El magnífico patio central está ocupado prácticamente en su totalidad por un estanque y un estrecho camino que serpentea a su alrededor entre la orilla, las rocas y la vegetación. Además se permite la visita de todas las dependencias de la residencia.
A continuación nos llevaron a una FÁBRICA DE SEDA, que fue muy interesante: vimos cómo crían los gusanos, cómo extraen la seda y como hacen luego los tejidos, además de explicarnos en qué consistió la Ruta de la Seda.
También pudimos observar cómo cocían las larvas, separaban los hilos, los teñían, hacían los rellenos de las colchas, etc. Comprobamos que es un proceso muy largo y tedioso. En la tienda de la fábrica tenían todo tipo de objetos de seda de una calidad y hermosura nunca vista por estos ojos, sin embargo ello iba parejo al precio, por lo que no adquirimos nada. Sí nos llamaron la atención unas almohadas que vendían rellenas de caca de gusano que al parecer son buenísimas. Yo intenté comprarme algún vestido o camiseta de seda de segunda calidad pero no había mi talla… Aquí llevo una XXXL.
Más tarde dimos un paseo en barco por los canales de la parte antigua de la ciudad,pudiendo observar casas genuinas y hermosos barrios. Hicimos una pequeña parada para caminar por las callejuelas y visitar el mercado de abastos. Las calles eran puro bullicio, llenas de gente vendiendo cosas, niños corriendo, etc. En los puestos se vendía de todo, pero había que tener cuidado porque por estos estrechos callejones no paraban de pasar veloces motos y bicis.
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