Este año decidí que ya iba siendo hora de probar un restaurante con dos Estrellas Michelín y escogí mi cumpleaños como fecha para debutar. Como en Galicia todavía no hay ninguno, decidimos ir a lo más cercano, Asturias, así que invité a Pelayo a comer en CASA MARCIAL (Arriondas). Reservé mesa para Noviembre, llamando un mes de la fecha, más o menos.
En Galicia de momento sólo hay restaurantes con una estrella pero no perdemos la esperanza de que algún día den la segunda a Solla, a Olleros, a Veira… Estamos seguros de que ese momento llegará. Por tanto el fin de semana señalado fuimos a Gijón a ver a la familia de Pelayo y el sábado por la noche celebramos mi cumpleaños en la casa de NACHO MANZANO. Tengo que decir que íbamos con muy buenas expectativas, pues hace años comimos en LA SALGAR, en Gijón, de su hermana ESTHER MANZANO (antes de que tuviera su primera estrella) y nos había encantado.
Para no tener que volver a Gijón desde Arriondas después de la cena, reservamos un hotel al lado del Hospital de Arriondas llamado LA GUINDAL, con dos estrellas. La habitación era amplia y muy limpia, el trato muy amable y el desayuno muy bueno. No se puede pedir más por 35 euros la noche, os lo recomiendo vivamente.
Paso a describir por tanto la experiencia gastronómica que tanto disfrutamos. El restaurante está en plena montaña pero hay indicaciones, no os preocupéis. Al parecer el paisaje es bien bonito pero nosotros, como fuimos de noche, no pudimos apreciarlo dada la absoluta oscuridad.
El edificio no es muy grande, de piedra, con aparcamiento en la zona trasera. Nos recibieron en la puerta y nos llevaron a una mesa del comedor que hay en la planta baja. La sala era pequeña, contando con sólo cuatro mesas (una de ellas de 8 personas y el resto de 2). El sumiller, Juan Luis García, nos explicó que en esa casa había nacido Nacho y sus hermanas y que allí habían continuado con el negocio familiar.
Nos ofrecieron algo de aperitivo pero yo no sabía muy bien qué pedir; Pelayo pidió una copa de cava: le sirvieron Marta Casanova Brut. El sumiller me sugirió un vino de Jerez, ofreciéndome Manzanilla Solear en Rama, Saca de Otoño 2015 (se trataba de uno de los cien Magnum numerados que sacaron de la bota).
Un camarero nos mostró los tres menús degustación que había en este momento, por lo que entiendo que no hay carta:
–Menú Esther y Nacho: 4 aperitivos, 8 platos y dos postres, 115€. Aconsejan el maridaje acorde al menú por 38€/persona.
–Menú Tradicional: 3 aperitivos, 6 platos, selección de quesos asturianos y 1 postre, 89€. Maridaje opcional acorde al menú por 30€.
–Menú Casa Marcial: 3 aperitivos, 4 platos y un postre, 60€. Maridaje opcional por 20€.
A estos restaurantes acudimos siempre con todas las ganas y consecuencias, así que, a pesar de que habíamos comido mucho al mediodía con la familia de Pelayo, pedimos el menú largo con el maridaje de vinos correspondiente.
Paso a relataros el menú pero quiero pedir disculpas previamente por si meto la pata en algún ingrediente o plato, pues eran tan complejos que es difícil recordar todo… Comenzamos con los aperitivos:
–Piel de bacalao crujiente con mojo rojo: dos “cortezas” de piel de bacalao sobre el mojo rojo, servidas encima de un ejemplar de la misma especie en salazón. Muy sabroso.
–Soufflé de maíz con sardina: en su interior albergaba huevo por lo que, para no mancharse, recomiendan comerlo de un bocado, riquísimo y divertido.
–Ajoblanco muy blanco: esponja de agua de tomate helada, gel de vinagre de jerez y crema de almendras. Plato curioso, con numerosos matices.
–Llámpares, algas y crema de sidra: con patata, cebolla morada encurtida y un variado de algas. La salsa era una delicia.
Para los aperitivos nos sirvieron el vino que me dio el sumiller a probar cuando llegamos, Manzanilla Solear en Rama Saca de Otoño 2015, 100% Palomino fina, de Bodegas Barbadillo. Se trata de una crianza biológica por el tradicional sistema de criaderas y solera.
A continuación pasamos a los platos:
–Oricio con salsa holandesa acidulada y aromáticos sobre yogurt: a mí me encantan los erizos de mar pero este plato era exquisito, de lo mejor que he comido nunca. Va acompañado de manzana verde e hinojo.
–Berenjena con nueces tiernas, crema agria y matices amargos: curioso plato con ajo negro, brotes, cebolleta, etc., en el que Nacho muestra cómo entiende el mundo de los amargos.
Nos sirvieron para acompañarlo una cerveza artesanal de Aranda del Duero (Burgos) llamada Mica Cuarzo Ale Premium, tostada suave. Teníamos ganas de que se atreviesen con un maridaje de cerveza en alguno de los restaurantes a los que vamos y por fin lo pudimos disdfrutar.
A partir de este plato sirvieron el pan, de varios tipos: con aceitunas, nueces, semillas, etc.
–Tuétano de brécol con suero de Varé, pasta, anchoas y chipirón: brécol, pasta fresca en salazón de anchoas (por tanto muy sabrosa), calamares, regado todo con un riquísimo suero de queso aturiano de Varé (de pasta prensada elaborado con leche cruda de cabra en Varé, Siero).
El vino que acompañó este plato y los siguientes fue Dominio de Montbourgeau 2012, de la AOC L’Étoile. Vino del Jura elaborado con variedad Chardonnay y Savagnin por el método oxidativo. Creo que es un vino muy especial, me encantó.
–Fabes con gallina, pie de berberechos y caldo dashi de mi abuela: según el sumiller éste es el plato que mejor define a Nacho Manzano. Es excelente, con un caldo que será difícil de olvidar. Les fabes estaban perfectas, como mantequilla por dentro pero con la piel entera, no había ni una rota.
–Ensalada de merluza con holandesa y huevas secas: la merluza estaba exquisita y perfecta de punto. Me encantó la idea de poner la ensalada a modo de puré, muy original y fácil de comer.
A partir de aquí nos sirvieron Táganan 2014 tinto, vino que procede de Tenerife, elaborado por Envínate. Se trata de cuatro jóvenes enólogos que elaboran vinos a su gusto, fuera de modas, en distintos puntos de la geografía española (Canarias, Ribeira Sacra, Extremadura y Castilla La Mancha). En este caso se trata de un vino elaborado con variedades tintas autóctonas (Listán Negro, Negramol, Vijariego, etc.) con los típicos matices que da el suelo volcánico.
El plato que maridaron con este vino fue:
–Salmonete a la sal con su esencia en papillote: nos lo prepararon en la propia sala, ayudándose de una mesa anexa. En una plancha colocaron sal, algas y los salmonetes; luego los cubrieron con más algas y sal, dejándolos que se cocinasen durante un corto periodo de tiempo. Además trajeron un papillote con caldo de pescado y algas que vertieron en nuestros platos.
–Lomo de ciervo a la brasa con boletus: la carne estaba buenísima, acompañada por trompetas de la muerte, boletus y otras setas. El cuchillo que nos pusieron para degustar este plato era una imitación de una navaja con una pluma de un ave en el mango, muy original.
A este plato le acompañó Zuleta Amontillado Viejo, de la Bodega Delgado Zuleta, en Sanlúcar. Se trata de un vino elaborado con Palomino que ha pasado por una inicial crianza biológica para rematar con oxidativa (superando más de veinte años en el tradicional sistema de criaderas y solera). De una gran fuerza.
–Menestra 2015…30 ingredientes: por fin apareció este esperado plato, que nos encantó. Gran variedad de ingredientes, todos en su punto, acompañados de un sabrosísimo y cremoso caldo de ternera. Un plato maravilloso.
Acompañado por un vino asturiano, Dominio del Urogallo Las Yolas 2013, de Cangas del Narcea. Elaborado con variedad Albillo, crianza de doce meses en barricas de roble francés.
A continuación vinieron los postres, acompañados de Ximénez Spínola Exceptional Harvest, elaborado únicamente con variedad Pedro Ximénez. Pasa alrededor de dos meses con sus lías en barricas de roble americano.
–Crema de yogurt con merengada de fresa y jugo de kimchi: excepcional postre desde todos los aspectos (maravillosa presentación, ejecución y sabor). El picante añadía un toque divertido y sabroso al plato.
–Ensalada de chocolate: una mousse de chocolate con diversos brotes, frutas, etc, toda una delicia para los amantes del chocolate (y para los demás también, pues no era en absoluto empalagoso).
Acompañado por una joya que fue todo un descubrimiento: El Sequé 2010, vino tinto dulce, DO de Vinos de Alicante, elaborado con variedad Monastrell. Pertenece a la Bodega El Sequé, del Grupo Artadi. Nos maravilló.
Tras el menú Pelayo pidió un café (muy bueno) que vino acompañado de unos pequeños dulces de cortesía: bizcocho de chocolate y plátano, nubes y rosquillas de chocolate deliciosas.
El menú nos gustó mucho, con producto asturiano y ligeros toques de fuera, platos muy pensados bañados de colores y con infinidad matices, pero sin estridencias. El maridaje fue en la línea de elegancia del menú, variado, dándonos la oportunidad de conocer pequeñas joyas que sólo están al alcance de unos pocos por la producción tan limitada. Por cierto, pagamos 310€ .
Lo único que echamos en falta de esta fantástica cena fue no haber conocido a Nacho Manzano, pues ese día no estaba en Casa Marcial, una pena. Sin embargo disfrutamos igualmente de la velada charlando largo y tendido con su sumiller, Juan Luis. Me asombra que Nacho no tenga formación en hostelería, pues con catorce años empezó a trabajar como pinche de cocina, continuando posteriormente con el negocio familiar, como ya dije más arriba. Fue aprendiendo y afinando técnicas hasta llegar al nivel que tiene en la actualidad, lo cual es digno de admirar.
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